Una de las críticas de las narrativas liberales y de Estados-nación denominados «socialistas reales» se refiere a la presunta falta de participación de los anarquistas en las Revoluciones. Esto no podría estar más equivocado, incluso al observar desde una historiografía tradicional. Desde finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, el anarquismo fue esencial en la construcción de órganos obreros, como los sindicatos, que constituyeron la base de muchas de las revoluciones socialistas y nacionales. En ocasiones, sostuvieron los derechos laborales en varios países, incluyendo América Latina. Los anarquistas también participaron en la Revolución Rusa y la Revolución Cubana.
No obstante, los estudios contemporáneos del anarquismo revelan su papel destacado en cuatro eventos que también evidencian muchos de sus principios y estrategias.
Revolución Mexicana (1910-1913):
Durante la Revolución Mexicana, destacó en la región sur y luego avanzó hacia el centro un tipo de socialismo libertario influenciado por el anarquismo, representado por el Ejército Libertador del Sur, con Emiliano Zapata como uno de sus líderes. Además de la autoorganización del ejército y su posición antiestatista y anticapitalista, el lema «Tierra y Trabajo» se convirtió en el lema de esta revolución. Aunque la facción más radical se desvaneció y prevaleció un enfoque más liberal, el anarquismo aseguró que la lucha por la tierra, ya sea mediante concesiones parciales o la resistencia indígena, nunca se detuviera.
Revolución Española (1936-1939):
En España, la sección antiautoritaria de la Primera Internacional fue siempre relevante desde el siglo XIX. Durante el golpe de Franco, estas regiones se unieron rápidamente a otros grupos radicales formando un movimiento antifascista. En las regiones influenciadas por los anarcosindicalistas de la C.N.T y los órganos específicamente anarquistas, como la F.A.I, se colectivizó la mayor parte de la economía industrial y agraria. Este evento también destacó el papel de las mujeres tanto en las milicias armadas como en los órganos de lucha de género dentro de la revolución.
Revolución Ucraniana (1919-1921):
Durante la Revolución Rusa, el protagonismo del Movimiento Makhnovista marcó la liberación ucraniana, expulsando al Ejército Blanco y a los terratenientes. Se destacó la autoorganización de los territorios liberados, el fin de las prisiones y autoridades locales, y la construcción de un socialismo desde abajo. A pesar de enfrentar las formas del Ejército Rojo después de vencer al zarismo, los anarquistas dejaron una tradición de lucha contra la burocracia estatista surgida en la Revolución Rusa.
Revolución en la Manchuria (1929-1932):
El anarquismo en China, Japón y Corea fue fuerte desde principios del siglo XX, contribuyendo a los procesos anticoloniales y al movimiento obrero. La Liga Anarquista Oriental, formada en 1928, abogó por luchas que trascendieran las fronteras nacionales. La ocupación japonesa de Corea en 1910 impulsó un movimiento de liberación nacional, con radicales que se inclinaron hacia el anarquismo. En la Manchuria, la Federación Anarquista Coreana logró establecer una región autónoma en 1929.
A pesar de estos 4 grandes eventos, las anarquistas han estado presentes en mucho más eventos históricos como la Revolución Cubana, la Revolución del 5 de Octubre, La Revolución Francesa y en diversas luchas por los derechos laborales y sindicales.
Escrito por Liza y traducido del ITHA
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